
Caer en Casa Grande es una derrota que duele (el año pasado nos jugamos un partidazo en Trujillo). Es una derrota que genera lágrimas de amargura y bronca. Bronca por saber que la final estaba tan cerca y que ahora el objetivo se nos está escapando.
Volvimos a caer en el pelotazo, jugamos muy poco, pero pudimos adelantar el partido por un gol rápido. Pero a partir del 2-2 y sabiendo el resultado en Huancayo, tuvimos que arriesgar y buscar el triunfo sí o sí. Un arma de doble filo, que lamentablemente terminamos pagando.
Vallejo encontró espacios y sentenció el partido y nuestra temporada. Se nos acabó el año.
Seamos sinceros hermano celeste, ¿tenemos posibilidades de llegar a la final nacional? Muy pocas, escasas y yo diría casi nulas. Porque el otro equipo juega de local, porque juega contra un equipo en peligro de descenso, porque el equipo en peligro de descenso tiene posibilidades intactas de, aún perdiendo en Cusco, jugar un partido extra por la permanencia.
No pretendo quitarte la ilusión, pero tampoco te voy a decir hoy "Llegamos a la final", porque eso ya no depende de nosotros. Al margen de lo que pase, espero verlos en el estadio a todos los hinchas celestes. Sea el último partido (o no), siempre alentando a mi querido Cristal, hasta el pitazo final. Se acabó la temporada, pero no el aliento
El Sporting llega a la última fecha del campeonato ya no dependiendo de lo que hagamos. Ya no dependemos de solamente ganar y celebrar en la tribuna y en la cancha. Ahora tendremos que estar al tanto de lo que ocurra en Cusco. No hay de otra. El fútbol golpea, pero el corazón sigue latiendo. Y este corazón celeste seguirá latiendo hasta el final. Siempre alentando. Siempre apoyando. Siempre contigo, querido Sporting Cristal.
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